Cosas veredes, querido Sancho

El domingo pasado fui al cine con unos amigos con todo el ritual asociado: quedar en la puerta, ver las pelis que proyectan, discutir sobre cual merece más la pena, que si de tiros, que si de amol, que si de extraterrestres... por fin decidimos, compramos las entradas: 7,80 euros/unidad (me parece un poco cara, pero un dia es un dia, que demonios) y nos vamos a tomar una caña para hacer tiempo hasta la hora de comienzo.

Hasta ahí lo normal, ir al cine es un acto social y de relación... no se por qué la gente no va más....

Bueno, ya estamos dentro, mi primera impresión es que me he equivocado de sala, parece más una comedor que una sala de cine: palomitas, refrescos, chuches, pipas... buena parte de los espectadores emiten ruidos al masticar con la boca abierta, el crujido de las palomitas y el sorbido de los refrescos con pajita en grandes vasos - todo esto me excita, vamos que me pone de una mala ostia... -

Luego me da la impresión de que peso 50 kilos más de la cuenta porque me cuesta levantar los pies del suelo... pero no, simplemente es que el suelo está pegajoso, ¿para que vale un suelo pegajoso?, será algo de la prevención de riesgos...

Empieza la peli... a lo escasos 10 minutos, la chica de la butaca de al lado pega un bote en su asiento - no es un susto de la peli, tampoco la he dicho nada -  se pone de pie, me impide ver como destripan a un extraterreste, enciende el móvil, me ilumina la cara y me deja ciego un par de minutos - me pierdo la escena de sexo - y acaba por subirse al asiento, saltar al pasillo de atrás y marcharse refunfuñando - ya no se si el marciano dijo - mi caaasa o mi terraaaza -

Bueno, la peli sigue con su ruido de fondo: crunch-crunch, sslurrp-sslurrpp, crisss-crisss...

Y por fin acaba la historia, el malo al hoyo y el bueno al bollo... suena la música, encienden las luces y...

Ahora se por qué la chica dió el salto mortal en su asiento: se le había caido el vaso de refresco encima, alaaaa todos los hielos ahí y todo el refresco desparramado por asiento y suelo - ha regado de palomitas su asiento, los asientos de los lados y el señor de delante tiene un par en el peluquín, pero como estaba oscuro no se notaba...

También  me explico eso de no poder separar los pies del suelo, están pegajosos por los cientos de litros de refresco que se han ido cayendo y que no se han limpiado adecuadamente. Las palomitas esparcidas por todo el lugar, el asiento despellejado y con tantos agujeros y tan grandes que se ve el metal del interior - ya decía yo que se me quedaba el culo dormido - ... la sala huele a humanidad, a aceite de palomita y a chuches concentradas...

Me dirijo hacia la salida y veo que entre los asientos hay de todo, papeles, palomitas, chuches masticadas, vasos tirados, riachuelos de refrescos, todo un espectáculo de urbanidad y respeto.

Luego los empresarios se preguntan el por qué de que la gente vaya cada vez menos al cine, se me ocurren unas razones:
- la relación calidad/precio es baja: sillas viejas y rotas, suelos pegajosos, ambiente cargado, pelis, pfff.
- te clavan casi 8 euros por peli.
- teniendo en cuenta que la gente es una guarra, permiten meter palomitas, refrescos y chuches, elementos altamente sonoros, de equilibrio precario y alto poder sonoro.

De momento y por una temporada creo que me arriesgaré con el top manta, que por lo menos en mi casa no tendré el ruido de fondo de las palomitas, no me cegarán, mancharán la ropa y me podré sentar en mi sillón favorito, que si bien no es de lujo tampoco tiene agujeros sospechosos.