Después de una semana completa de intensa observación, os voy a desilusionar. La gente se agarra a las barras del metro de una forma neutra y práctica.
En esto como en todo, también se ha evolucionado. Antes las barras eran de metal recubierto de un plástico cálido y de tacto suave, pero que conservaba toda la humedad y suciedad de quien lo agarraba. Ahora sin embargo, las barras son (en general) de un metal frio - aluminio - de tacto agradable y que no suelen conservar más calor humano que el estrictamente necesario.
Sí he observado que son las barras centrales las que más manos acojen, sobre todo en los viajes que se producen en las horas punta de desplazamiento. En general, todas las manos agarran la barra de una forma práctica, neutra, con el mero objeto de sujetar el cuerpo a algún sitio con el fin de evitar salir proyectado hacia delante o hacia detrás cuando el tren para o arranca.
En breves ocasiones he visto comportamientos alternativos:
- Una vez, alguien llevaba un periódico a modo de funda de la barra, pero creo con toda seguridad que lo hacía porque en ese momento no tenía donde dejar el periódico, no porque la barra estuviera sucia - y si no prueba a manosear unos minutos un periódico matutino, acabas con las manos negras de tinta . .
- Otra vez, una pareja superponía una mano a la otra de manera discreta y delicada. Este comportamiento es raro, ya que lo normal es ver a parejas meterse mano, achucharse de manera ostentosa, meterse la lengua hasta el ombligo y otras lindezas que a unos u otros puedieran ofender o incomodar.
- No se puede hacer distinción entre hombres y mujeres a la hora de sujetarse, de tal forma que tampoco el metro hace distinción a la hora de pegar un frenazo o averiarse, para incomodidad de todo el personal.
Digamos que salvo que estés un poco borracho o quieras llamar la atención teatral o públicamente - campañas publicitarias, pedir para comer, denunciar o indicar habilidades- el grueso del pelotón metrero utiliza las barras para sujetarse o apoyarse y para nada más, ni caras, ni gestos, ni guiños ni leches... a no ser que tú que me lees, vayas haciendo 'cositas en la barra'... en cuyo caso el dia que te vea, podré afirmar que alguien hace algo distinto a lo del resto del mundo...
ale.